sábado, 25 de octubre de 2008

Metáforas de la individualidad moral y fundamentos de INFOÉTICA. Bustos



Metáforas de la individualidad moral y fundamentos de INFOÉTICA
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Eduardo de Bustos

El texto de J,.Bustos recoge en primer lugar una síntesis de la ética del a información propuesta por L. Floridi (1999-1992) como la principal alternativa teórica que permite superar la polémica de la SINGULARIDAD DE LA ÉTICA DE LOS COMPUTADORES Y DOTAR DE UN FUNDAMENTO TEÓRICO GENERAL A DICHA ÉTICA EN UN NIVEL ONTOLÓGICO.

En primer lugar para comprender este texto, es necesario partir del conocimiento de que entendemos por el término ontología : tiene su origen en la filosofía. Para su creador, Cristián Wolf, es la parte de la filosofía que se ocupa del examen de las propiedades de los seres: existencia –concebía la existencia desde con una explicación sistemática-, posibilidad, etcétera.

No obstante, este concepto se ha adaptado a distintos contextos. Derivado de su significado original y con una proyección más pragmática y aplicada, llegó el término ontología a la inteligencia artificial y la ingeniería del conocimiento a finales de la década de los años 80. Para muchos autores, las ontologías se convirtieron en un eje fundamental en las nuevas tecnologías para la Web semántica, y transformaron radicalmente algunos de los conceptos y hábitos más arraigados en la sociedad.

J. Bustos hace una reflexión sobre la aplicación de las nuevas tecnologías y la biomedicina desde un enfoque de normas tecno-científicas y morales.

En segundo lugar, es fundamental, definir que entendemos por INFOÉTICA. Para J. Bustos es una ética no humanística, es decir que no centra los valores morales en el individuo, por lo tanto los objetos informacionales pueden ser objetos de acciones morales y solo el subconjunto de las acciones morales, es decir las personas son agentes de acciones morales y por lo tanto la responsabilidad moral no estará distribuida. Asimismo habla del término entropía en el sentido de que los pacientes morales pueden causar mal.

El sentido general de sus críticas a las teorías éticas tradicionales es que son incapaces de hacer frente a las nuevas cuestiones morales planteadas por las TIC, de lo cual es buena muestra, en su opinión, las limitaciones de la ética de los computadores cuando se concibe en ese marco tradicional, como ética aplicada. Es decir, en este punto representa una posición derivada del debate de la singularidad de la ética de los computadores. Esa singularidad es la que provoca y hace necesario, el replanteamiento conceptual que introduce la infoética.

Parece evidente que la singularidad de la ética de los computadores, necesita de instrumentos analíticos claramente relacionados con la infoética para poder realizar un tratamiento comprehensivo y coherente de la ética de los computadores.

Pero, efectivamente, estoy de acuerdo con este autor en que no todos los males morales en la infosfera son imputables al ser humano, ya que en algunas ocasiones puede hacerse el mal por desconocimiento. Por ejemplo se puede disponer de una información en la red y emplearla pensando que la fuente es rigurosa y no ser así.

Hay que entender que como en cualquier otra teoría ética (micro o macro), la responsabilidad moral tiene como condición de posibilidad la conciencia y la intencionalidad.

Según Floridi, en las teorías éticas clásicas, teorías centradas en el sujeto moral, la normatividad moral adopta una doble forma, la de derechos y la de deberes. En la infoética que propone Floridi que pretende desplazar el centro de la ética al objeto informacional, tal doble dimensión queda alterada. Todos los objetos informacionales, por el hecho de serlo, son titulares de derechos, aunque sean mínimos; son dignos, por decirlo como Floridi, de un respeto moral, puesto que como tales objetos, tienen un valor intrínseco.

En las éticas informacionales y ecológicas se da una homogeneidad ontológica, pero no moral: los seres vivos y los objetos de información pertenecen a una misma clase óntica, pero a diferentes conjuntos de individuos morales, agentes y pacientes. De tal modo que, por decirlo así, lo que se proyecta a esas éticas no clásicas es una categorización moral que divide al universo del discurso moral en subconjuntos no homogéneos.

La respuesta de Floridi es que todos los objetos de información pueden ser pacientes morales en virtud de su valor intrínseco. Su análisis procede a partir de una crítica de la axiología kantiana

Por todo ello es necesario, no obstante, tener en cuenta las siguientes dos consideraciones:

1) Existe una relación jerárquica entre los niveles en que es aplicable la nociónde valor (y respeto) moral. El nivel más abstracto (el de los objetos de información) determina un nivel mínimo de apreciación moral.

2) Por otro lado, no sólo los seres humanos, en cuanto objetos de información,son moralmente (in)calificables. También lo son sus acciones, que son un subconjunto de los objetos de información y que, en la terminología informacional de Floridi, son caracterizadas como mensajes.

La concepción de la ética de la información acaba pues en una exaltación de la existencia, que es moralmente preferible a la no existencia. Todo objeto, en cuanto objeto de información, merece una consideración moral. Esa consideración moral (respeto) se traduce en la obligación, para los agentes morales, de no atentar contra la naturaleza informacional del objeto, en particular contra su existencia.

La ética de la información es una ética que se aplica en el máximo nivel de abstracción, esto es, cuando no se aplican niveles más bajos de abstracción o, lo que es lo mismo, niveles más finos de descripción. Por eso se ha puesto en cuestión su carácter práctico

Llegados a este punto y tras analizar todo el texto quiero puntualizar que estoy de acuerdo en la necesidad de concluir tal y como afirma J. Bustos:

- Que la infoética es una ética no humanista, en el sentido de ser una ética no antropocéntrica, de no centrar en el individuo los valores morales.

- Que los objetos informacionales pueden ser pacientes morales, es decir, objeto de acciones morales pero, es de suponer, sólo un subconjunto de los objetos informacionales pueden ser sujeto, esto es, agentes, de acciones morales. Se supone que ese subconjunto es el formado precisamente por los seres humanos, aunque es posible que un sujeto distribuido (individuo+artefactos tecnológicos) pueda ser considerado también un agente moral.

- Solamente los seres humanos son capaces de representarse los objetos informacionales, incluidos ellos mismos, en cuanto acreedores de esos derechos y, por tanto, sólo para ellos esos derechos son fuente de normatividad.

Está claro que queda un largo camino por recorrer para alcanzar un consenso sobre las formas normalizadas de organizar y describir el conocimiento, aun cuando las ontologías se revelan actualmente como una de las vías más efectivas para estos fines en el ambiente Web.

Las ontologías son un fenómeno cuyo estudio debe abordarse en forma multidisciplinaria; en este sentido, los profesionales de la información pueden aportar un cúmulo importante de conocimiento, debido a su experiencia práctica.

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