lunes, 27 de octubre de 2008

Deontología profesional

Comenzaremos por realizar una breve descripción del concepto “deontología profesional”. Según la Wikipedia este término hace referencia al “conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional.”

Este conjunto de normas quedan recogidas en el código deontológico de cada profesión y conforman los deberes mínimos e imprescindibles necesarios para el desarrollo de la misma. Suele ser común que sean establecidos por el propio colectivo profesional.

La deontología profesional tendría las siguientes características:

  • Está orientada al deber (el deber debe estar en contacto con lo bueno).
  • Está basada en normas y códigos.
  • Es exigible a los profesionales.
  • Debe venir acompañada de las actuaciones correspondientes.
  • Debe ser corroborada por el colectivo de profesionales.
  • Se basa en unos mínimos obligatorios establecidos.
  • Se ubica entre la moral y el derecho.

Desde nuestro punto de vista, parece claro que en el trabajo se mezclan por un lado las capacidades intelectuales del individuo que podrían harían referencia únicamente a su capacidad técnica para resolver con un nivel y calidad aceptables sus deberes profesionales y las virtudes éticas, en este caso aplicadas al ámbito laboral. Por lo tanto, cuando nos referimos a una actividad profesional cualquiera, deberíamos hablar tanto de la existencia de una ética y de una deontología determinada. Según el profesor de la UCM José María Barrio “la primera se podría centrar en determinar y perfilar el bien de una determinada profesión y la deontología, por su parte, se centraría en definir cuáles son las obligaciones concretas de cada actividad.”

En el trabajo, deberían aparecer coordinadas y complementándose tanto las virtudes intelectuales como las éticas, puesto que para ser un profesional válido hay que ser un profesional técnicamente cualificado a la par qué éticamente responsable.

En los días actuales tenemos claros ejemplos de cómo la utilización de las virtudes intelectuales en el trabajo sin estar acompañadas de un adecuada ética profesional pueden tener nefastas consecuencias. Muchos de los gestores financieros que han provocado en parte las crisis económica actual, han puesto en práctica sus habilidades profesionales para conseguir altos rendimientos para sus empresas, pero han dejado a un lado sus virtudes éticas ignorando las graves consecuencias que sus actuaciones podrían tener sobre el nivel de endeudamiento e las clases económicas más bajas.

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