Estamos de acuerdo: “Las relaciones de poder se determinan y deciden cada vez más en el campo de la comunicación”. También es un hecho evidente que está surgiendo nuevas formas de comunicación, entre ellas la que el autor denomina “autocomunicación de masas”. Desde ellas muchas personas buscan desafiar y resistirse al poder establecido, en cierto modo crear un contrapoder.
El Estado, principal centro de poder, lógicamente se resiste, como se resisten los MCM a perder su clara influencia sobre los ciudadanos. Unos y otros buscan lo que es esencial para continuar encaramados en lo más alto: la capacidad de influir en la opinión de las personas. Para nosotras esa es la clave.
Damos por supuesto que cada grupo político tiene una ideología y forma de hacer política. Esa ideología mueve voluntades a la hora del voto. Pero la ideología no lo es todo porque la mayoría de los ciudadanos no leen los programas de los candidatos. Aún muchos ciudadanos votan al candidato no tanto por lo que dice sino por su forma de expresarse, por su apariencia personal, por cómo nos le presentan los medios de comunicación, por la opinión que nos han creado sobre él, no por la opinión que emane de nosotros mismos.
¿Cómo se logra tener opinión propia en un mundo tan mediatizado por los MCM y por los propios aparatos de los partidos?
Pensamos que hay diversos caminos. Uno desde la educación. Pero para esos necesitamos educadores libres de toda sospecha, educadores que enseñen a pensar; que sean capaces de trasmitir a los alumnos que cualquier opinión puede ser discutida y rebatida, incluida la del mismo profesor. Educadores que presenten opciones distintas para ser debatidas, argumentadas y analizadas. De ahí que los diversos grupos políticos deseen con tanta fuerza entrar en la Escuela desde las diversas leyes educativas. A los políticos no les interesa el educador que hace pensar, les es más cómodo el profesor que trasmite los conocimientos que marca la ley. No hará falta que marquemos las diferencias entre un educador y un profesor. Y no menospreciamos a nadie. Cada uno cumple su misión.
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