martes, 11 de noviembre de 2008

Derechos humanos en el ciberespacio




¿Cómo no valorar positivamente la carta redactada por Robert Gelman?

Reafirmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos y ofrecer el nuevo proyecto es una labor encomiable. Nada que objetar a la sana intención de fomentar la extensión del pensamiento humano y sus ideales. Internet sí nos sirve para extender por todo el mundo los ideales de libertad, de justicia de igualdad, de paz…

Lo que a muchas personas, que hemos leído la carta del Sr. Gelman, nos gustaría es que esos ideales pasaran pronto a ser una realidad para todos. Que la libertad de expresión y de creencias dejara de ser un mito y estuviera al alcance de la humanidad. Que la información llegara a los rincones más apartados. Que la enseñanza y educación alcanzara a todos los niños…

¡Pero cuánto nos queda por hacer! Las ideas y expresiones de los seres humanos no siempre tienen la misma oportunidad de ser expresadas ni siquiera en países democráticos donde intereses partidistas privan más que intereses de Estado. O intereses de grupos nacionalistas se superponen a la libertad de la persona. O intereses de grupos económicos manipulan la información.

¿Y cómo proteger a los menores de esta avalancha de información que les llega a través del ciberespacio? Quizás no sea este comentario el lugar oportuno para discutirlo, pero ¿qué sería prioritario la formación o la información? ¿Primero formamos y después informamos? ¿Cómo un niño que se sienta ante su ordenador y abre el mundo mágico de Internet puede procesar en su momento todo esa información que recibe y a veces contradictoria con lo que escucha en casa o en el colegio?

Sí, todos tenemos derecho a un nivel básico de acceso a la información, a la libertad de pensamiento, de conciencia, de expresión, a la libertad de cambiar de creencias, a manifestar mis creencias…Derecho a esta información aunque no pueda pagarla, derecho a la educación en las nuevas tecnologías…Lo que deseamos es que esos derechos que reconocemos y aceptamos sean un día realidad. Estamos convencidas de que Internet facilitará el cumplimiento de estos derechos y que será como una ola gigantesca que barrerá antes o después la oposición a estos derechos. La ola ya se ha levantado y avanza y se extiende y se la espera, esta vez, sin temor, para que nos abrace a todos.

La mejor manera de que se cumplan los derechos de las personas es conocerlos. Si sabemos cuáles son nuestros derechos podremos reclamarlos. Que la Declaración de los Derechos Humanos en el ciberespacio se extienda rompiendo barreras y censuras por muy fuertes que estas sean.

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