lunes, 3 de noviembre de 2008

" La publicidad no está para educar"


La lectura -"LA PUBLICIDAD NO ESTÁ PARA EDUCAR" te remueve un poco el interior, y quizás por ese deseo innato que tenemos de llevar la contraria, nos preguntamos ¿Y por qué no? Y que nos hagamos la pregunta nosotros, que nos dedicamos a orientar y, por supuesto, a educar tiene su sentido.

No creo en la ingenuidad de los publicistas cuando dicen que su influencia no es considerable. Todavía hay muchas personas para las que lo leído en un periódico y lo visto en TV no se discute.

Cualquier momento para educar es bueno, si la publicidad colabora, estupendo. ¿Por qué no? No tiene por qué ser una obligación, pero su colaboración sería bien venida. Todo lo que colabore por limitar la contaminación, por disminuir el consumo de alcohol entre nuestros jóvenes, por sensibilizar a los conductores y a los peatones a cumplir cada uno con sus obligaciones no se puede desechar. Y si entramos en el mundo infantil, pensamos que el bien que se podría hacer sería inmenso: alimentación correcta, respeto hacia los mayores y hacia ellos mismos, las ventajas de una formación adecuada, la satisfacción cuando se ayuda a los necesitados... El reto está ahí, lo más cómodo es rechazarlo, alegar que nos quitan libertad, que nuestra misión es otra, que eso corresponde al Estado. (¿El Estado no somos todos?).

Que están en "el ojo del huracán", por supuesto y así tiene que ser porque influyen, porque pueden crear hábitos, fomentar nuevas costumbres, crear mitos y destruirlos. Insistimos, que no sean ingenuos ni se lo hagan, el publicista tiene poder y lo sabe y por eso lo emplea. Y se autorregulan porque en el fondo protegen su bolsillo: una campaña realizada y rechazada es un desastre. Se autorregulan y se autoprotegen. Que no tengan miedo y colaboren en la educación. En este mundo todo el que quiera arrimar el hombro siempre es bien recibido.

Hemos avanzado mucho pero nos quedan bolsas de personas con un nivel cultural inadecuado y eso de que "nadie ve la publicidad creyéndose literalmente lo que se cuenta" no es así y los profesionales de la educación lo sabemos; como sabemos que el consumidor no siempre entiende el humor o la hipérbole. Hemos hechos experiencias sobre anuncios televisivos entre los jóvenes y, aunque suelen ser muy perspicaces, no siempre captan el sentido completo de lo que se anuncia. Y si probáramos lo mismo con personas mayores nos podríamos llevar aún muchas sorpresas.

Y no es por llevar la contraria como decía más arriba, es simplemente por sentido común, por ese sentido común que un educador y los que nos dedicamos desde la orientación a ayudar a los jóvenes tanto necesitamos. La publicidad puede colaborar con el mundo de la educación, sin imposiciones ni obligaciones, desde la libertad que todos necesitamos y el mundo publicitario haría mucho bien. ¿O nos prefieren tontitos para que sus cuñas no encuentren obstáculo? Esto último no me lo puedo creer y, por supuesto, no pasan con celeridad y letra pequeña acotaciones a la oferta principal para que nos sea imposible leerlas es simplemente para agudizar nuestro sentido visual. No si al final nos van a educar sin proponérselo.

Por último, retomamos la pregunta que nos hemos formulado al principio, ¿Y POR QUÉ NO?












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